Con sala llena en Sinergia Faro, la última edición del año de Sinergia Insight Talks —con el apoyo de Xn Partners— tuvo como protagonista a Enrique Baliño, conferencista internacional, ex presidente y gerente general de IBM (Uruguay y LatAm Sur), autor de No Más Pálidas y socio fundador de Xn Partners. Conversamos sobre liderazgo con propósito y, sobre todo, sobre cómo bajarlo al día a día de las organizaciones.
En la apertura, Pía Fontana, gerenta comercial de Sinergia, señaló que la empresa opera espacios de trabajo flexibles que se adaptan al momento de cada equipo —desde oficinas a medida hasta espacios transitorios o salas de reunión— con operativa, soporte y servicios resueltos para que las empresas se enfoquen en su negocio. Agregó que la comunidad reúne más de 200 empresas y 4.000 personas, y anticipó que en 2026 se incorporará Sinergia Brusco, en el Centro de Montevideo, como parte de la expansión de la red.
De IBM a Xn Partners: un viaje personal de liderazgo
Baliño invitó a recorrer su propia trayectoria para explicar por qué habla de estos temas con tanta convicción. Entró a IBM como ingeniero de sistemas muy joven, cuando la compañía era “la NBA” del mundo tecnológico. Fue el primer ingeniero de sistemas en IBM Uruguay y, al poco tiempo, con apenas 24 años, lo nombraron gerente y le dieron un grupo de personas a cargo. Esa experiencia, contó, le cambió la vida: descubrió que liderar personas era otra profesión, distinta a la ingeniería.
Tras más de dos décadas en posiciones ejecutivas, decidió dar un giro. A comienzos de los 2000 dejó IBM y fundó Xn Partners con una obsesión clara: cómo traducir temas complejos de liderazgo, estrategia, cultura y propósito en herramientas simples, usables en la gestión de todos los días.

Liderar es alinear: todas las fuerzas apuntando al mismo lado
El núcleo de la conferencia se puede resumir en una frase: liderar es alinear. Liderar es construir con las personas un futuro compartido y convertir la energía dispersa en dirección clara.
Baliño usó la imagen de las fuerzas en física: cada persona, cada área, cada proyecto ejerce una fuerza, tira para algún lado. Si cada una empuja en su propia dirección, la organización se desgasta en fricción. Cuando el liderazgo logra alinear esas flechas, la resultante apunta hacia el mismo lugar y la potencia se multiplica.
Las organizaciones, insistió, son “un conjunto de personas, ni más ni menos”. Si esas personas están alineadas en torno a un propósito y a un rumbo claro, la sensación es de empuje compartido; si no, se vive como ruido, confusión y desgaste.
Los dos trabajos del líder: operar y transformar
A partir de ahí, Baliño planteó que los líderes tienen, en realidad, dos trabajos:
Operar: que las cosas pasen todos los días. Lo resume como “sacar los panes del horno”: cumplir objetivos, responder al cliente, entregar lo prometido.
Transformar: parar, pensar y ajustar. Preguntarse si estamos haciendo lo correcto, si el rumbo sigue teniendo sentido y qué deberíamos cambiar.
La operación consume casi todo el tiempo, pero la transformación solo ocurre si el líder se da permiso para frenar. ¿Cuándo se te ocurren las buenas ideas?, preguntó. Casi nunca mientras respondemos mails. Hace falta agendar espacios para afinar las cuerdas: revisar lo hecho, ajustar y volver a alinear.
Cultura, valores y propósito: cómo se hacen las cosas en la empresa
Otro eje central de la charla fue la cultura organizacional, entendida como el conjunto de creencias profundas que definen “cómo se hacen las cosas acá”. Esa cultura se expresa en dos componentes: valores y propósito.
Los valores no son un póster en la pared: son los comportamientos observables que la organización premia o no tolera. Si se habla de trabajo en equipo pero se recompensa al que se salva solo, el valor real es otro.
El propósito responde al para qué: la razón de ser que conecta el trabajo diario con un impacto positivo en otros.
En vez de quedarse en la típica pregunta ¿en qué negocio estamos? (¿qué hacemos?, ¿cómo?, ¿para quién?), Baliño propuso reformularla: ¿para qué hacemos lo que hacemos?.

Quien paga el sueldo es el cliente
Para hacer tangible esa idea, Baliño volvió varias veces a una frase que marcó su carrera: “el que paga el sueldo es el cliente”. El día que entendió que su almuerzo, su salario y el de su equipo existían gracias al cliente, cambió su forma de ver el trabajo.
Cuando las empresas ponen al cliente realmente en el centro, las decisiones se ordenan: se simplifican discusiones, se prioriza mejor y se alinean las áreas detrás de un mismo criterio de calidad.
Pertenencia y resiliencia: efectos de trabajar con propósito
Hacia el final, la conversación se movió hacia los efectos más humanos de trabajar con propósito: pertenencia y resiliencia.
Baliño compartió que no se trata del cargo que tengas sino del sentido: las personas son parte de algo más grande que su tarea puntual. Esa sensación de pertenencia, señaló, es clave para:
Retener talento que quiere estar ahí porque entiende el “para qué”.
Aumentar la resiliencia, la capacidad de levantarse después de una caída. La resiliencia, recordó, es “hija de la responsabilidad”: crece cuando el equipo siente que trabaja espalda con espalda por algo más que la facturación.
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La jornada cerró con networking y un brindis que alargó la charla entre equipos y empresas.
Liderar con propósito, dejó claro Enrique Baliño, no es un slogan inspirador, sino un trabajo paciente de alineación, conversación y coherencia. Un viaje de transformación que empieza por cada líder, se amplifica en los equipos y termina impactando, inevitablemente, en quienes más importan: las personas a las que servimos todos los días.
Agradecemos especialmente a Enrique Baliño, a nuestros sponsors y partners: Xn Partners, Ramazzotti, Eurofarma, Buhero Negro, Acceso Fácil y a todos los asistentes por acompañarnos en esta última edición del año.
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